Aunque estábamos de acuerdo en las 13 horas de vuelo doblegarían la voluntad de cualquier viajero; cuando llegamos al hostel, bastó lavarnos la cara y un cambio de ropa para sacar a pasear el entusiasmo y descubrir la fascinante ciudad de Londres.
Dicen los que saben que la primera impresión es la que cuenta... y nosotras tardamos 8 horas más en volver a nuestro hospedaje. Cada puente nos despertaba la curiosidad sobre otro, cada magnífico edificio nos renovaba el entusiasmo y cada esquina nos conducía a un nuevo pasaje. La diversidad es un elemento vivo del paisaje y los contrastes, el principal encanto de la ciudad.
Desde las entrañas de la historia universal, surgen imponentes construcciones y pareciera que cada bloque tiene sentido en la continuidad del tiempo, mientras la modernidad emerge con sus impecables diagonales. Todas las encantadoras incoherencias que se recortan en el horizonte se reproducen, también, en las calles y las chicas usan vestidos con zapatillas deportivas; una señora más allá, su típico atuendo indio y un grupo de niños, el uniforme escolar. Desde cada rincón me llegan conversaciones en todos los idiomas y melodías en todos los ritmos, ojos de todos los colores y conceptos para todos los sentidos. Me pierdo en una sonrisa y me vuelvo a encontrar admirando las flores que cuelgan en cada esquina. Mi nariz persigue los rastros de la cocina india que, según los mismos londinenses reconocen, superó en oferta y demanda al popular "fish and chips".
En Londres puedo apreciar la máxima expresión del consumismo. El sistema está pensado para que todo el que forme parte pueda consumir. Las ofertas van desde corpiños a L2 hasta laptop a L150 y la consigna es comprar, comprar, comprar. Las esquinas más comerciales son también las más abarrotadas de gente desde temprano en la mañana.
Una de las cosas más sorprendentes es el archimegaeficiente underground. El servicio de transporte subterráneo está preparado para satisfacer todas las necesidades de desplazamiento tanto de ls gentiles ciudadanos como de los entusiastas turistas. Trenes limpios llegan a las tremendas estaciones cada 3 minutos y evitan la acumulación de pasajeros en los andenes. Las combinaciones de metro están estratégicamente pensadas para llevarnos desde el Aeropuerto al centro y a los principales centros de interés. la conducta y los modales de los londinenses en el underground sorprenden aún un poco más que la magnífica red de túneles y su funcionamiento. No sólo están dispuestos a facilitarte el camino de entrada y salida de los trenes, sino también a llevarte la valija, si es necesario.
Las calles y los pasajes de Londres tienen el encanto de la historia el atractivo de la modernidad, Los escaparates enmarcados por los pintorescos ladrillos a la vista revelan la última moda alumbrada con unas entretenidísimas LED multicolores.
A la hora del almuerzo, los parques se llenan de trabajadores en pausa y escolares. La fauna local aprovecha los restos del festín y da su propio show.
Un capítulo aparte merece el fantástico WOMBATS CITY HOSTEL, donde nos alojamos. Parecería improbable sentirse como en casa en un hostel para 700 personas, pero en Londres todo es posible. El Wombats brinda una atención excelente y las mejores comodidades. Me sorprendió casi tanto como el underground.
Además de descubrir una ciudad fascinante, nos divertimos tantísimo en la casa de Sherlock Holmes y en el Museo Madame Tusseauds. La creatividad para reproducir conmovedoras escenas de la literatura, cinematografía e historia nos transportó a otras épocas y mundos.
También el Museo Británico nos reveló todo tipo de detalles de la historia de la humanidad y sus fallidos intentos de trascender e imponerse. Una exhibición temporal que ofrece una mirada sobre la vida y la muerte desde las diferentes culturas, podría haberlo resumido todo.
Desde luego, destinamos un buen tiempo a las compras tanto en Picadilly Circus como en el Covent Garden y en el Candem Town. Cada una de esas experiencias nos reveló diferentes sensaciones.
Salir de Londres fue tan sencillo como entrar. Después de haber tomado el metro, el bus doble piso y el barco por el Támesis, nos tomamos un taxi hasta King Cross ye desde la Estacion St. Pancras el Eurotunel nos llevó rápida y confortablemente al otro lado del Canal de la Mancha, donde nos esperaba Paris!!!